sábado, 6 de junio de 2009

La Calle


Cuando tuvimos que permanecer encerrados por la contingencia sanitaria, nos quedamos sin besos, sin abrazos, sin saludos, sin "los otros". Por vez primera en nuestras vidas y por orden de la autoridad, nuestras costumbres y nuestros sentimientos fueron colocados en pausa, las calles estuvieron desiertas. El mensaje del gobierno fue claro: todos "los otros" son sospechosos de estar contagiados y lo mejor es que ni los vean".


En aquellas largas jornadas de forzoso aislamiento, abrí un correo que decía Playing For Change (Tocando Para el Cambio), apareció un video-clip en el que Roger Ridley, un cantante afroamericano, se encuentra sentado en la calle y comenta antes de cantar la famosa canción Stand by Me "La letra de esta canción dice: no importa quién eres tú, no importa a dónde haz ido en tu vida, en algún momento necesitarás decirle a alguien que se quede a tu lado" inmediatamente después, rasga su guitarra y con el peculiar tono aguardientoso de quien ha vivido y superado los excesos, nos deleita con su profunda voz; la gente camina detrás de Roger, en una calle peatonal de Santa Monica, California; la guitarra de Roger continúa sonando pero las segunda estrofa, la interpreta sentado junto a la reja de un parque de New Orleans, Granpa Elliot, un buen hombre de 75 u 80 años, porta una prominente barba blanca, está chimuelo, tiene cataratas en los ojos y una voz que transmite algunos pasajes de la sabiduría que se obtiene cantando en las calles. 


Sorpresivamente, la guitarra de Roger, es acompañada por un enorme tambor golpeado al unísono por 8 indios norteamericanos que pertenecen al Twin Eagle Drum Group, de Nuevo México; al fondo, se escucha el pandero de François Viguié, de Toulouse, Francia, así como "el cuatro" del brasileño Cesar Pope, situado en una plaza de Rio de Janeiro, Brazil; el primer plano es ocupado por los acordes de un chelo magistralmente   tocado por el ruso Dimitri Dolganov, en una plaza de Moscú, en tanto, las palomas y los deseos de los transeúntes vuelan en su entorno. 


Todos estos músicos de la calle, aparecen  sincronizados en el video con un alarde tecnológico que procura un limpio producto, carente de defecto alguno en la edición musical o en la visual. 


El surinamés Clarece Bekker, merece una mención aparte, desde un patio de una casa en Amsterdam, Holanda, continúa la letra de la canción con una fuerza que conmueve al espíritu más indolente, su voz es el reflejo de un ancestral espectro, nuestros ojos se llenan de lágrimas por la verdad que Clarece comunica con su rostro y en su fraseo, habitan las atávicas atmósferas musicales que unen a los seres humanos desde el origen del lenguaje. 


Granpa Elliot, hace la segunda voz, el chelo del ruso le otorga densidad y la abriga; de pronto, se incorpora la guitarra del italiano Roberto Luti  junto a la vihuela y al bajo de los venezolanos Geraldo y Dionisio; Granpa Elliot toma su armónica y nos deleita con la claridad de su alma; ahora la percusión queda a cargo de Junior Kissangwa, del Congo, quien desde el apretado balcón de su casa, nos hace visible la humildad que provoca la música y, proveniente de Guguietu, Sudáfrica, el profundo sonido del bajo de Pokei Klaas, no se escucha pero se siente, como corresponde a ese instrumento.


La apoteosis musical se hace presente cuando ingresa a la canción el coro Sinamuva, de Umiazi, Sudáfrica, conformado por cuatro bellas, sensuales y gorditas mujeres, así como por cuatro delgados y meditativos hombres, todos ellos, recrean con sus voces los profundos cánticos africanos de donde derivan todos los vocablos del mundo. 


Las voces de Roger, Granpa y Clarence se entrelazan e irrumpe como un rayo, el saxofón del Italiano Stefano Tomaselli que desde la entrañable Pisa, Italia, le da un acento particular a la mezcla de entidades y regiones musicales.


El video dura 5:27 minutos y es una de las joyas de la música contemporánea. Hasta el momento en que escribo la crónica, observo que ha sido reproducido en Youtube 11 331 441 ocasiones y después de haberlo escuchado decenas de veces, estimo que lo ven no menos de 60 000 personas al día.


Gracias a mi amigo creador Jaime Villegas, descubrí que hay más videos de éste sensacional proyecto, en algunos participan Bono y Manu Chao así como decenas de músicos de las calles de todo el mundo.


En estos tiempos de simulación, incoherencias, transgresiones, campañas políticas, un estado fallido, violencia extrema y demás opacos espejos, considero que escuchar a la gente de las calles del mundo unidas a través del lenguaje universal que es la música, nos llena de regocijo, nos acordamos que en realidad somos uno, un corazón, una voz, una intención, y es que para entender nuestro tiempo, es preciso observar que simplemente el neoliberalismo, nos ha colocado unos lentes que nos tornan ciegos, distantes, sin besos, sin abrazos, taciturnos y compradores compulsivos.


Esta dirección cibernética contiene la mayoría de los videos de Playing For Change:

 

http://www.youtube.com/profile?user=PlayingForChange&view=videos&sort=v  


Como cantaba Bob Marley: One love, one heart, lets get togheter and fell all right (Un amor, un corazón, juntémonos y sintámonos bien).


Aquí tienes el video Stand By Me



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