sábado, 2 de julio de 2011

Emiliano, el Espacio y el Tiempo




El otro día estaba guiando a un grupo de estudiantes en las ruinas del Rey y durante el tiempo libre me refugié en la sombra de una palapa, de pronto, entre los manglares observé un ligero movimiento en la hojarasca, cuando me acerqué, descubrí que debajo de las hojas estaba el cangrejo Emiliano, mi maestro de astronomía quien ocultaba su cuerpo con dos hojas de uva de mar y lo saludé ¿qué tal Emiliano, te estás camuflando? Emiliano detuvo su caminar, me observó de reojo y exclamó: ¡qué mala suerte, caray, encontrarte siempre es un infortunio!

Órale Emiliano –respondí—llevas filo esta mañana, o quizá prisa, nada más te quería saludar –Emiliano respondió-- ¿qué vas a saber de prisas y velocidades? Lo único cierto es que eres un ignorante de lo que realmente vale la pena conocer… Emiliano, guarda los cuchillos de obsidiana – le respondí y con su característico tono de menosprecio me contestó--: mira aspirante a investigador de contradicciones, te voy a demostrar que no tienes la menor idea de las distintas velocidades, dimensiones y temporalidades que te envuelven, escucha con atención que hoy no traigo ganas de repetirte nada: si nos desplazáramos a la velocidad de la luz… en un segundo daríamos diez vueltas a la tierra, en ocho minutos llegaríamos al Sol pero como a los tres meteríamos reversa por el intenso calor que nos sofocaría así que después, sin que nadie se diera cuenta y nada más porque nos dio la gana, abandonaríamos nuestro sistema planetario por el patio trasero y como a las 12 horas de viaje… se acabaría la luz del Sol, lo cual no representaría ningún problema para nuestra expedición ya que iríamos a la velocidad suficiente par ser nosotros mismos… un poco de luz… después de viajar y viajar durante 773 años a la velocidad de la luz, llegaríamos a Rigel, una de las estrellas de la Constelación de Orión y ya entrados en ánimos de seguir viajando hacia los confines de lo visible, tardaríamos 10 Mil Millones de años en llegar a las galaxias más lejanas…

Increíble – contesté—es realmente sensacional que a 10 mil millones de años existan otras galaxias y más luz… Emiliano tomó sus lentes, sacó un trapito amarillo y los limpió, luego se los acomodó con cuidado y de soslayo me contestó… tssie…  increíble, dices… me encanta tu enorme capacidad de deducción pero mejor responde únicamente cuando te pregunte – y prosiguió---:

…sin embargo la luz está envuelta principalmente de vacío, en él habitan lo insondable y lo intangible; ambos son  mesurables… en el vacío interestelar la luz viaja por distancias que superan a la vida de sus estrellas creadoras. Alrededor de la luz es probable que se de la vida, más aún: que esa vida desarrolle un orden evolutivo que permita a través de millones de años la aparición de seres conscientes de sí mismos y por lo tanto urgidos en crear dioses y entendimientos de lo inasible, de aquello que germina en el vacío y que se conjura con la palabra.

Existen más estrellas en el universo que granos de arena en todas las playas del mundo, sin embargo, inconmensurables espacios abarcan las fronteras de las luces celestes y lo realmente sorprendente es que lo que llamamos vacío no está tan vacío ya que en él existe una misteriosa energía oscura que como el ajo en la cocina o la plusvalía, no se ve pero se siente.



Si el Dios de los Inconvenientes tuviera la extravagante idea de abandonarnos en cualquier lugar del cosmos la posibilidad de encontrar un planeta con vida sería inferior a una parte de entre mil millones de billones de billones, dicho de otra manera, un 1 seguido de 33 ceros…

Nuestro planeta –continuó Emiliano-- se encuentra en un miserable rincón de la Vía Láctea y le damos una vuelta al centro galáctico cada  220 millones de años A ver, espectro de terrícola aturdido, dime cómo representarías al vacío y a las estrellas, de qué manera podrías explicarme las proporciones de las estrellas y el vacío… bueno… este… yo diría –dije yo— que se pudiera pensar en un… este… la verdad es muy complicado, dime cómo lo harías tú…

Te digo que no deja de sorprenderme tu capacidad de análisis, mira pedazo de basura cósmica animada con un ego, imagina por un instante que nuestro Sol se representara como un grano de arena, la estrella más cercana estaría a 6 kilómetros de distancia, en esta misma proporción, nuestra Galaxia ocuparía una tercera parte de la distancia entre la Tierra y la Luna, ahora bien, si quisieras ir al otro extremo de la Vía Láctea, con la tecnología que ahora existe, tardarías millones de años en atravesarla.



¿Entendiste? –preguntó y contesté--: claro que sí, comprendo la dimensión del espacio y del vacío galáctico pero en ese vacío que no lo es tanto como dices ¿hay otras realidades u otras dimensiones? Decídete – respondió Emiliano y continuó--: quieres saber la existencia de  dimensiones o de realidades, son diferentes, pero no, espera, mejor no digas nada porque luego me decepcionas, mejor te explico… :

Das un paso adelante, otro de lado, pegas un brinco y ya tienes las tres dimensiones que constituyen nuestro espacio. Al momento del Big Bang estas dimensiones se desenrollaron pero 9 dimensiones se quedaron enrolladas y hoy habitan entre un pensamiento y otro, entre un átomo y su vecino, entre mis palabras y tus oídos, sin embargo, estas dimensiones están, te digo, enrolladas en sí mismas, ahora bien, la Cuarta Dimensión puede ser entendida como el Tiempo y la Quinta está reservada a lo realmente pequeño ya que su tamaño es 100 billones de veces más pequeño que un núcleo de Hidrógeno, por lo tanto, sólo la fuerza de gravitación puede acceder a ella, a ningún grano de luz o materia se le permite transitar en la Quinta Dimensión. En la Quinta Dimensión se pueden desgarrar el espacio y el tiempo con la ayuda de “la energía oscura del vacío”, la cual tiene la manía de curvar a la Quinta dimensión sin que nos demos cuenta de su malicia ya que nuestra capacidad sensorial no alcanza para tanto.

Emiliano – lo interrumpí--: ¿es verdad que existe una fuga en el universo?  ¿Una fuga? –preguntó Emiliano y continúo— mi amigo científico Philippe Brax ha estipulado que medimos tan sólo una parte de la energía del vacío y existe un constante que está siempre faltante en el contenido del universo y dice Brax que más que un “universo ponchado” que pierde energía hacia quien sabe donde, es probable que a través de la Quinta Dimensión se este escapando esta energía hacia un “universo paralelo”… por otra parte el científico ruso Andrea Lïnde ha planteado la posibilidad de que existan universos paralelos al nuestro, como pompas de jabón que se unen en el aire manteniendo cada una su forma a pesar de estar unidas –Emiliano cambió a un tono de voz más distante y me dijo--: por cierto, las hojas no las estaba usando para camuflarme sino para protegerme de la radiación solar, tu deberías usar protector solar ahí nos vemos… Emiliano saltó hacia la zona fangosa y se perdió entre las raíces de los manglares y las de los árboles de uvas de mar, como siempre, sin dejar rastro, al igual que la energía del vacío que se pierde por la Quinta Dimensión.

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