lunes, 8 de julio de 2013

De la pregunta...



 

Una pregunta es como una curva en el camino o una esquina donde se citan los ángulos rectos. Las preguntas van precedidas de un silencio, son  como un freno de mano accionado en una vía rápida o de pronto girar en una vuelta en “U”, con ellas, vemos claramente  el camino transitado.

Las preguntas imprevistas se hacen presentes en forma de tope pero las que de verdad vale la pena escuchar, en un instante se transforman en muros, saltarlos es complicado: implica un gran esfuerzo, la caída es siempre dolorosa y hay que reconstruirse, por ello hay quienes prefieren bordearlas y, cuando son muy necias, les hacen un agujero.

He visto que las preguntas son capaces de rectificar una vida, también estoy cierto que las preguntas dirigidas al Ego terminan por desarmarnos por la espalda.

Algunas fuentes afirman que en el principio fue el verbo, lo cierto es que la pregunta lo puso en entredicho y develó al movimiento.

Cuando nuestros mayores formularon la primera pregunta, se descubrieron desnudos y en orfandad espiritual, pero su desconcierto fue fugaz, a la segunda pregunta, fueron cobijados por los mitos que milenios después dieron paso a las Señoras Religiones, desde entonces, la felicidad no dura más de dos pensamientos, al tercero, nos asalta la duda.

Los chinos históricos pensaban que el 1 hace al 2, el 2 hace al 3 y el 3 hace todo lo demás, de igual manera, en tres partes se compone el fundamento de la mayéutica que experimenta un racional camino para descifrar los enigmas del movimiento... valiéndose de una pregunta...

Sócrates, a pesar de ser un preguntón profesional, concluyó que lo único que sabía es que no sabía nada y, a pesar de que sus discípulos le rogaron que asumiera una posición blanda para salvar su vida, decidió concluirla asesinado por la sociedad que tanto conocía. Ser sabio, no exime de ser testarudo y, desde tiempos helénicos, si uno decide ser cómplice de la “La Realidad Simulada”, los principios se tornan secundarios porque las preguntas vuelven obsoletas a las verdades relativas al verbo y lo cierto es que no todos desean ver con claridad, la mayoría de mis compatriotas se sienten cómodos encontrando las respuestas en la enajenación, se estacionan en la ignorancia, beben Coca Cola y entienden a la violencia como una entretenida expresión televisiva...

No es  lo que preguntas sino cómo lo preguntas, pero más aún, es preciso preguntarse para qué y a quien se lo preguntas ya que desde el primer cuestionamiento, la mente humana inició un proceso evolutivo que en una de sus ácidas versiones -me refiero claro, a la Occidental- presupone que todo debe ser conocido o interpretado y por ello hurga en los orígenes y en los rincones del universo o se perforan kilométricos túneles para que por ahí circulen los fotones que entran en colisión y, de entre sus entidades fragmentadas, los científicos buscan a la partícula de Dios...

¿Acaso de verdad se vive en la Tierra? Preguntaba Nezahualcoyotl y respondía: No para siempre en la tierra, sólo un poco aquí… Nezahualcoyotl era un mexica (azteca) del siglo XV pero pareciera un Existencialista del siglo XX. Ahora bien, la diversidad de sus estilos en su obra poética, su severidad y su cargo como primer ministro de facto en el Imperio Mexica, nos hace dudar que todos los poemas que se dicen de su autoría fueran de verdad escritos por él. En ocasiones preguntaba ¿escribes poesía? Cuando contestaban afirmativamente, Nezahualcoyotl leía la obra y, si era muy buena, mandaba al frente de batalla a los poetas que pudieran hacerle sombra, además de adueñarse de sus poemas… ahora comprendo por qué no siempre es correcto responder con la verdad y para no quedar mal parado delante a la autoridad, lo prudente es contestar una pregunta con otra pregunta… las preguntas a seguidillas terminan por poner en duda la trascendencia y la importancia de la pregunta original…

Preguntando no solamente se llega a Roma, también se puede desconocerla…

No hay preguntas sin doble intención, quien pregunta puede estar ya de regreso y conocer la respuesta, pudiera ser que pregunte para confirmar más que para conocer, las preguntas pueden esconder mejor las intenciones que las miradas de soslayo… si la palabra crea un mundo dentro del mundo, las preguntas permiten que esos mundos evolucionen, si no hay preguntas, los cubre el hastío.

Cuando el tiempo aún no se reconocía y todo era voluntad en la tierra que ahora habitamos, los Hombres de Maíz fueron cuestionados por sus Creadores y Formadores sobre si les gustaba la vida, entonces respondieron que apreciaban sobre todas las cosas que podían diferenciar entre lo pequeño y lo grande... su Creadores los cegaron parcialmente ya que si reconocían lo grande y lo pequeño, pronto podrían descubrir el por qué de esa diferencia y ser ellos mismos dioses, los Dioses Mayas no querían que sus creaciones vieran la totalidad...

En el principio un verbo, luego vinieron las preguntas... nuestra existencia adjetivada nos está conduciendo hacia la preposición.
 
Claudio Obregón Clairin

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