lunes, 2 de septiembre de 2013

Los Inuit y Los Gemelos Mayas




Antes de que las religiones monoteístas iniciaran en regiones ajenas y distantes la conquista espiritual de los “infieles”, los rituales chamánicos regían las conductas humanas desde el ártico hasta la selvas.

Los inuit (antiguamente nombrados esquimales) y los mayas históricos, poseen sorprendentes coincidencias mitológicas a pesar de que nunca mantuvieron contactos comerciales ni culturales. Las semejanzas se explican al observar que los inuit y los mayas, tuvieron los mismos ancestros de origen asiático y siberiano.

Uno de los célebres rituales de iniciación chamánica consiste en perder la forma humana, desmembrarse, ser devorado y luego regurgitado por un espíritu protector. 

Michele Therrien recopiló en Groenlandia oriental el testimonio de una iniciación chamánica acontecida hace 100 años. Un joven triste por la muerte de su padre,caminaba taciturno por la tundra y escuchó las voces de los habitantes del fondo de la tierra quienes le indicaban que estaban con él para ayudarlo, contrariado, guardó en secreto el encuentro. Al año siguiente, él y su familia se desplazaron hacia una región situada al Sur de Groenlandia, ahí encontró a un anciano chamán que era deforme y muy respetado por su comunidad, después de un tiempo, el chamánse percató que el muchacho había sido designado por los espíritus para convertirse en chamán.

En una ocasión el anciano le dijo: “ven conmigo al Este, voy a enseñarte algunos secretos que van a ayudarte” y en el camino, le comentó que lo convertiría en un poderoso chamán; situados a la entrada de una gruta, el anciano se desnudó y entró en ella pidiendo a su alumno que estuviera atento a todo lo que viera, entonces apareció nadando un enorme oso polar quien subió al fiordo y se dirigió directamente a la gruta, apenas ingresó, se precipitó sobre el chamán desgarró su cuerpo y “desmembró” sus extremidades; el oso lo devoró y luego vomitó su cuerpo, el chamán gemía pero logró recuperarse y en el camino de regreso a casa le comentó al joven que cada ocasión que se dejaba devorar por el oso, aumentaban sus poderes sobre sus espíritus auxiliares.

En otro viaje iniciático, el chamán decidió que era el turno del joven aprendiz, lo invitó a desnudarse e ingresar a la gruta, cuando se apareció el oso polar, no tuvo miedo ni tampoco sufrió dolor cuando fueron desmembradas sus articulaciones, sin embargo, en el instante en el que el oso mordió su corazón, cuenta el joven que la experiencia fue terrible y dolorosa. Después de ser vomitado por el oso polar, el peligro ya no le causaba angustia, se sentía protegido, adquirió nuevos espíritus provenientes del pueblo del fuego (innersuit) quienes lo protegían durante las violentas tormentas. Sin embargo, cuando decidió convertirse al cristianismo, los espíritus lo abandonaron al sentirse traicionados.

Hasta aquí el relato recopilado por Michele Therrien, resulta sorprendente que hace un siglo, en las comunidades del Ártico, se mantenían rituales milenarios de iniciación chamánica e intercambios energéticos con los espíritus.

Retomo de este pasaje de tradición oral ártica, la nítida semejanza del ritual de desmembramiento entre los chamanes boreales y los Héroes Gemelos Mayas, Xbalanqué y Hunahpu quienes después de un acto de transfiguración chamánica, se transformaron de peces a actores y regresaron con los Señores del Xibalbá para realizar delante a la estupefacción de 1 Muerte y 7 Muerte, el temerario acto chamánico de la desarticulación de sus brazos y de sus piernas, inmediatamente después de que los Gemelos volvieron a su forma original, los Señores de la Muerte pidieron gustosos ser desmembrados y una vez desarticulados, los Gemelos decidieron no volver a juntarlos… fue así como dominaron a las entidades del fondo de la tierra.

Alejados por el tiempo y el espacio, siendo culturas diferenciadas por su actividad económica (los mayas agricultores y los inuits cazadores) y teniendo dos ecosistemas radicalmente diferenciados, es fantástico observar que los mitos fundadores son semejantes en ambas culturas.

Hace unos millones de años, la desertificación del Oeste africano provocó el bipedismo en el género Homo por lo que evolutivamente somos hijos del calor, pero desde el punto de vista mitológico, somos descendientes del frío ya que hace 40 mil años y en el Ártico, el reconocimiento del Más Acá por parte de nuestros ancestros derivó en un intercambio energético con los espíritus y con las entidades divinas que fundamentó, siglos después, los cimientos de la Religión Maya así como de casi todas las religiones del Mundo ya que los pueblos de cazadores de focas y ballenas se convirtieron en cultivadores de granos y mantuvieron a lo largo del Trópico de Cáncer los mitos fundadores.


Es por ello que existen tantas coincidencias mitológicas entre religiones y pueblos que nunca estuvieron en contacto, a saber: el Diluvio Universal, el Árbol Sagrado que deriva en los árboles del Bien y el Mal, en el del conocimiento, en el de Gautama Buda --donde se iluminó--, en la Ceiba y en el árbol de Navidad; seres de barro que nos precedieron, el Señor del Costal que roba niños, el culto  a las entidades femeninas relacionadas con el mar y las aguas sagradas como las Vírgenes Católicas, la Diosa Isis en Egipto, Yemayá en la Santería Caribeña, la Xtabay entre los mayas y hasta el cuento infantil de la Sirenita, son entidades femeninas que descienden de la Diosa Sedna, de origen Inuit.

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